ARGUMENTO
En un remo lugar perdido entre las montañas, un grupo de mineros trabaja duro para arrancarle a la tierra el oro que les permita dar de comer a sus familias y mantener la ilusión de un mañana mejor. Pero, muy cerca de allí, el imperio minero del malvado Coy LaHood amenaza esta tranquila existencia. En efecto, este magnate de la depredadora minería industrial de la región, dueño de prácticamente toda la vecina ciudad de Lahood, ansía las tierras ricas en oro de estos mineros artesanales, pues sus pozos ya se encuentran prácticamente agotados. Ante la tozuda negativa de éstos a cederle o venderle sus explotaciones, LaHood recurre a todo tipo de coacciones, amenazas, ataques y chantajes, y cuando ya casi está a punto de conseguir su objetivo, un misterioso forastero viene a cambiar la situación. Este forastero sin nombre, un Predicador, consigue insuflar el coraje y el espíritu de equipo que posibilitarán un drástico vuelco de la situación. Pero Lahood aún se reserva un as en la manga: el temible e implacable Comisario Stockburn y su equipo de seis ayudantes, un grupo de cualificados asesinos a sueldo que le hacen el trabajo sucio a quien pueda permitirse pagar sus elevados emolumentos. Ante semejante amenaza, el Predicador retoma las armas que un día abandonó para dedicarse a la asistencia espiritual, y decide enfrentarse solo a Stockburn y sus secuaces, para ayudar a sus amigos mineros pero también para saldar una vieja deuda de su oscuro pasado.
COMENTARIO
El Jinete Pálido supuso un soplo de aire fresco que revitalizó completamente el género del western, agotado desde hacía ya muchos años. Bebiendo directamente de fuentes clásicas del género, como Raíces profundas (de hecho, es una especie de remake de esta película) o Solo ante el peligro, y del Spagueti Western como El bueno, el feo y el malo, la película se inscribe plenamente en lo que podríamos llamar "western psicológico". Utilizando elementos narrativos diversos, combinados con detalles técnicos elegantes y sutiles al tiempo, la película construye una historia sólida, compleja, sumamente estética.
El personaje
El Predicador es, tal vez, el personaje más extraordinario de cuantos han aparecido jamás en un western, y el summum interpretativo de Clint Eastwood, al menos en este género. El cine "del oeste" siempre se caracterizó por ser el más maniqueo: los buenos (los blancos decentes y los agentes del orden) contra los malos (los indios y los maleantes). Unos y otros siempre claramente identificables en eterna lucha que arrastraba al espectador, presumiblemente del lado de los "buenos". En la época de madurez del género, esta situación empezó a cambiar y los buenos ya no lo eran tanto ni los malos eran tan malos, y a veces no se podía catalogar claramente a un personaje como "bueno" o como "malo". Los personajes se fueron enriqueciendo y complicando cada vez más. En El bueno, el feo y el malo, por ejemplo, el Rubio (interpretado por Clint Eastwood) es "el bueno", pero, ya desde el principio, comprobamos que parece tan malvado, cruel, amoral y sinvergüenza como los otros, si no más; Tuco, que pasa por ser "el feo" y también un maleante, tiene durante la película gestos que le humanizan y en ciertas ocasiones despierta incluso la compasión y la ternura del Rubio y, también, del espectador, que desarrolla una cierta simpatía hacia un personaje en principio "malo". Esta dualidad alcanza su cenit en el personaje del Predicador. Es, al mismo tiempo, un ángel y un demonio. Además, literalmente. Sí, porque en varias ocasiones se sugiere su carácter y origen sobrehumanos, mientras que también parece ser un ser infernal, colmo del Mal. Su misma aparición ya lo deja entender: durante la plegaria desgarradora de Megan pidiendo a Dios un milagro para salvarse, aparece un jinete sobre un caballo tordo descendiendo la montaña, y plegaria y jinete se van sucediendo el uno a la otra y viceversa, como si el jinete no vagara por casualidad, sino que fuera la materialización de ese milagro suplicado.Información Wikipedia.
Tambien es mi peli favorita. Maravillosa la escena del banco cuando deja el alzacuellos y coge las pistolas.
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